lunes, 25 de junio de 2012

Perdóname.

Perdóname por no ser tan fuerte como querías, perdóname por quererte más de lo que debí haberte querido, nunca se me dió bien controlar los sentimientos, ni guardarme los besos de despedida.

Perdóname por amar la brevedad de nuestro amor.

domingo, 17 de junio de 2012

Amor por amar.

Aveces me pregunto, ya por costumbre, cómo podemos enamorarnos siempre de la persona equivocada. Miles de rostros, miles de cuerpos, y la luz, esa puta luz que sólo se enciende contigo, con el sonido de tu voz, con el ruido de tu corazón en mi cabeza, que me dice, no lato por tí, perdóname.

Y te perdono cada vez,
cada vez que te odio y te amo,
cada vez que creo que te conozco,
cada vez que reímos juntos,
o que rio yo sóla.

Enamorarse de la idea de una persona, no te conozco y ya me estoy drogando con tus ojos,
no elegí conocerte, o quizás si,
podría haber cruzado la esquina,
podría haber salido corriendo bastante antes, pero me gustan los retos.
O ser infeliz,
gilipollas, quizás.

La imposibilidad de tenerte me acompaña cada noche, y le digo que se vaya
que me he cansado de ella,
que te llame y me beses,
que te bebas mi cuerpo y lo que tengo para ofrecerte.

Quiero que te olvides de ella, que te olvides de su dolor maravilloso,
de su cara perfecta, y me mires con la boca y me beses con los ojos,
que te embadurnes en mi
como si fueramos arena
que me cojas la mano y me digas, eres diferente
que se te ponga la piel de gallina cuando te bese el cuello,
quiero todo, tu sudor y tus gilipolleces,
que me fumes y estar en tus pulmones de por vida,
dándote calor.

Sabía que pasaría, desde que te ví, y no hice nada por evitarlo,
los clavos se han marchado, se han puesto en huelga,
y sólo estás tú,
tú y tu preciosa indiferencia.

Porque huir significa ir a buscarte.