viernes, 22 de febrero de 2013

Ojalá

Ojalá pudiera cambiarme los ojos
y verme como me ve el  mar,
cuando me baño sin ropa y se me eriza la piel.

Ojalá pudiera acariciarme como me acaricia el sol,
sin rencor.
Ojalá que no intentara escapar de lo que soy ni de la realidad,
ojalá que quisiera pintar mi rostro en las paredes de cien edificios,
con los dedos, al natural, y dibujara mis ojos negros con todo el dolor
que hay en mis palabras.

Ojalá mi sonrisa pudiera iluminarme el camino,
y que los cuchillos desaparecieran cada vez que me veo reflejada en el vidrio.
Ojalá que mis manos quisieran tocarme, en vez de arañarme.

Ojalá que la envidia se transforme en tontería y absurdez,
en lo que realmente soy, en lo que quiero ser.
Ojalá que mis monstruos salgan corriendo porque hoy,
a diferencia de ellos, soy demasiado feliz como para tenerlos en mi vida.

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