miércoles, 25 de julio de 2012

¿Por qué no le dice algo a él?

Pero sabía por qué. Porque existe el miedo aterrador de que esos momentos no existan fuera de tu propia cabeza. Dos miradas que se cruzan en una sala abarrotada, no dos personas que piensan precisamente lo mismo, y si solo una persona realmente tuviera ese momento ¿puede llamarse momento en realidad?

Lo sabemos, asique no decimos nada. Apartamos los ojos, o fingimos buscar cambio, esperamos qeu la otra persona tome la inciativa, porque no queremos arriesgarnos a perder esa sensación de emoción, posibilidades y lujuria. Es demasiado perfecto.

Ese pequeño segundo de esperanza es valioso, posiblemente para siempre, cuando yazcamos en nuestros lechos de muerte, rodeados por nuestros hijos, y nuestros nietos y bisnietos y no podamos evitar un último y moribundo pensamiento egoísta en lo que podría haber pasado si realmente hubieramos dicho hola al chico de la sonrisa bonita o a la chica a la que te estabas muriendo por conocer más.

Es el ''¿Y si?''. ¿Qué habría pasado entonces? Y sabemos que si vamos a por ellos, si nos arriesgamos, inmediatamente nos arriesgamos a perderlos. Sin embargo, extrañamente, una parte de nosotros cree que el sentimiento es recíproco, porque debe ser; es demasiado especial para no serlo. Creemos que hemos compartido algo, auqneu las pruebas que tenemos son...¿qué? ¿Una mirada que ha durado un suspiro un poco más largo de lo habitual? ¿Que te haya preguntado cómo estas? ¿ Una segunda mirada, cuando podría estar comprobando simplemente si tienes el pelo despeinado, o mirando al horizonte pensando en la persona que realmente le gusta o por qué parece que le estamos mirando?

Pero a pesar de todo escribiré esto;

"Me gustaria que hubiera un nosotros más allá de esto"

1 comentario: