La fugacidad de las cosas es aplastante. La realidad es triste, los sentimientos también lo son, nunca te esperas que el fin te roce con la mano y te pegue una bofetada, porque esas cosas nunca nos pasan a nosotros, lo nuestro es siempre eterno, duradero, real e incluso puro. Pero en lo más hondo, la ironía y el sarcasmo de los acontecimientos es desgarrador. Las petulantes y egoístas acciones, las puñaladas por la espalda y unas cuantas en la cara, los desprecios y los olvidos, cuan efímero son los sentimientos que una vez se supone que fueron reales. Una joven con don de palabra, un joven que se siente solo y las palabras dichas en momentos y lugares., y amigos, como el dicho ciertamente popular, las palabras desgraciadamente se las lleva el viento. La inmadurez reprochada, el silencio de disculpas y por supuesto los aplastantes sentimientos de estupidez supina e inutilidad metidos en la mezcla de algo totalmente insano e imposible.
Pero también hay cosas agradables, dignas de recordar por todos. Dignas de ser contadas como anécdotas de la vida, como cuando te caes de la bici en medio de la carretera y te rompes un brazo, o cuando viajas a algún lugar nuevo. El amor, convertido en anecdotas. "Te quiero",seguido de un " Hace 3 años que no le veo, era un buen chico". Lo más parecido a la magia que existe en este mundo, eso que tanto ha sido idealizado por todos, no es más que un paisaje que corre en dirección opuesta a la ventanilla del coche en marcha.
Señores, a fin de cuentas los humanos somos egoístas, algunos más que otros y esto no es más que una colina que hay que subir para llegar al otro lado, se trata de un cuento de Hola y Adiós, que tiene como protagonista al olvido, que debo reconocer que me entristece. Pero está bien tener recuerdos apuntados en la mente, buenos y malos, es mejor que no tenerlos. Asi que no hablaré de amores frustrados, ya no hay nada más que frustrar.
Cariño,que te vaya bien, y nos vemos en las vegas.
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